A raíz de unas obras de ampliación del edificio del cabildo, creo recordar, se encontraron con una parte histórica de la ciudad tal cual había sido abandonada.
En este sitio y realizando una ruta, se pone al visitante en situación de cómo se vivía en aquel entonces y cómo se fue extendiendo la plaga.
Una figura que me ha dejado marca es la del Médico de la Peste, que es la que aparece en esta acuarela:
Es un poco como todo en este mundo: si eres fino y tienes contactos, se te coloca como médico importante y trabajas "a lo fácil", pero si no, te vas a las tareas sociales, mucho más importantes la mayoría de las veces, peor pagadas y siempre denostadas. Ese es el caso de estos médicos: estudiados de segunda que debían acercarse a los enfermos de peste que nadie quería tocar, visitando los hogares en cuyas ventanas se colgaban trapos para avisar del contagio.
Curiosamente, el atuendo les salvó la vida, impidiendo que las pulgas, transmisoras de la enfermedad, llegaran a infectarlos, aunque pensaban que era una cuestión de olores, hedores, humores, o todo ello junto, lo que les hizo llevar la máscara característica en cuyo interior se colocaban hierbas sanadoras varias. Pura serendipia.
Me caló hondo esta parte escondida de Escocia y de su historia.
