domingo, 29 de diciembre de 2019

Acuarela

Tarde o temprano tenía que probar con esta técnica.


Está realizado con rotuladores acuarelables y pincel de agua. No creo que sea una "acuarela" tradicional pero como método de acercamiento, no ha estado mal.


Los que mas me gustan son estos gatos:


Otro día le daremos otro intento.

jueves, 26 de diciembre de 2019

Tres

Tres es un retrato encargado por la Dama de los Gatos para su amiga.
En él aparecen su sobrino y su perro con unas cuantas cosas que le gustan a la chica: el color fucsia, los lazos, Frida Kahlo reflejada en los conjuntos de flores...  Es un óleo sobre lienzo.


El proceso




Esos ojos son preciosos. Me da miedo intentar meterles un poco más de contraste oscuro y cargarme el conjunto, así que lo dejamos así.

Algún detalle


 Se me olvidó ponerle los bigotes, pero ya está subsanado en el final.




Tienen expresiones muy tenuemente reflejadas. No les conozco directamente, sólo a través de imágenes que me llegaron para componer este lienzo y al no querer meter un exceso gestual que resultara estridente, es tan leve el gesto de las sonrisas que el cuadro varía según lo mires más de cerca o de lejos.

No estoy orgullosa de las flores pero me gusta. Espero que a ella también le guste.

domingo, 15 de diciembre de 2019

El Cuervo

Supongo que era una cuestión de lógica, o simplemente de tiempo, el acabar haciendo un autorretrato.
Cómo no, lo he plagado de simbolismos. Qué le voy a hacer.


No tengo claro si me gusta o lo odio, es como una especie de relación con uno mismo. Lo veo demasiado barroco, demasiado tomado por el dorado y sin embargo, me gusta.

De él puedo decir que aparecen reflejado el cuervo como símbolo de la esperanza y de la sabiduría, como la condena del saber. Supongo que muchas veces me gustaría ser una ignorante, viviría más feliz.
También lo presento como el símbolo de la depresión que me acompaña a todas partes.
Las granadas, Perséfone, una vez más, la rueda de la fortuna, de las estaciones, del tiempo, unas veces bien otras mal.

Las plantas, el momento actual en el que parece que todo quiere brotar aunque no ha florecido del todo y esta medio verde, medio seco.
El Ginkgo, la supervivencia.

Es complicado.

El proceso

Fue interesante, me he visto a mi misma con 80 años...

Concreté primero las figuras porque tenía muy claro lo que quería: una especie de obra de Klimt con las figuras perfectamente representadas y un fondo abstracto.


Poco a poco todo fue tomando forma...


Estoy orgullosa de las manos. De esta obra, es lo que más me gusta.


Luego llegó el fondo y se fue difumando tal y como llegó...


Después añadí vegetación, que me está dando dolor verla, y todo el fondo cambió al meterle los dorados.


Algún detalle





Lo miro y lo veo tan kitsch que podría ser un anuncio de colonia de Jean Paul Gaultier, y sin embargo me gusta.

viernes, 13 de diciembre de 2019

Sobre retratos y personas

 Al estudiar la historia del arte, se ven muchas obras, muchos personajes, muchos retratos. También se cuentan historias sobre lo que supuestamente está tras esas obras, pero ¿es todo eso realidad o la simple interpretación de una persona ajena?

Con los retratos pasa lo mismo.

Se puede crear una imagen con más o menos técnica, más o menos fiel, y enriquecerla con pequeños aportes "artísticos" que reflejen determinados aspectos de la vida del retratado.

De este último tipo, los retratos de Frida Kahlo son un gran ejemplo, del cómo más allá de la pericia técnica, se puede representar el dolor o el estado mental del representado en un momento determinado.



Pero, sin recurrir a ningún tipo de artimaña surrealista ni imaginativa, al representar simplemente a una persona, ¿qué condiciona ese retrato? ¿Qué lo hace fiel, una representación verídica del sujeto representado?

Una de las obras a las que arte concede mayor importancia es el retrato de Inocencio X de Velázquez y su famoso "troppo vero", demasiado realista.


Indiscutiblemente se transmite la fuerza - y mala hostia, si se permite la palabra- de la persona en concreto, pero ¿es sólo un producto de nuestra mirada o es una condición externa impuesta a nuestro criterio?

Se nos condiciona contándonos la historia de la evolución del retrato, quién era el retratado, cómo influyó en las pinturas posteriores...

Las formas han cambiado, ya no hay que tener al modelo días posando para conseguir un retrato. Con una simple fotografía podemos previsualizar cómo va a acabar siendo la obra. Escogemos un momento concreto, una pose concreta, un gesto concreto y aun así, siempre se obtendrá un resultado distinto.

He hecho pocos retratos, no me considero ningún genio de la pintura, pero he llegado a una conclusión: el retrato se crea en base a dos personas distintas y dos momentos distintos por lo que es una obra voluble, más que una representación estática.

Por un lado está la mirada y mano de la persona que lo realiza y por el otro está la mirada y estado anímico de quien lo contempla.

Tengo a medio hacer un autorretrato con el que se podía decir que "hablo todos los días".

Se basa en la mejor foto que me sacaron hace años, al menos desde mi punto de vista. Está la imagen real y luego está todo el compuesto exterior que he añadido basándome en mis gustos y conocimiento de iconología e iconografía.



Es una imagen estática, de una mujer estática y curiosamente, cada día presenta un gesto distinto.

Las primeras veces, lo miraba confundida. Algo estoy haciendo mal que el gesto no cuadra. Pero no. Es una especie de Efecto Kuleshov que asocia la imagen estática del cuadro a nuestra situación mental del momento, montándose el cerebro su propia película.

Si tengo el día alegre, la imagen me devuelve una sonrisa. Si el día es triste, la mirada transmite tristeza. Es una cosa curiosa que me lleva a pensar que los retratos que me han encargado hasta el momento, curiosamente de una persona para regalar al retratado, no dejan de ser algo que el retratado va a apreciar como una buena obra porque serán recibidos como un regalo, la mayoría de las veces inesperado.

Para mi, desde mi punto de vista, siempre intento recabar datos de la persona a retratar, verla en varias imágenes, conocer sus gustos, que me cuenten cómo la ve la persona que me encarga la obra, ya que muchas veces no la voy a ver nunca en persona, para intentar extraer un poquito de la esencia del retratado.

En esencia, después de todos estos pensamientos en voz alta, la única conclusión que saco es que nunca pintor y espectador se pondrán de acuerdo en la imagen de la persona que ambos ven en el mismo lienzo.

Quizás sólo sea un tema humano, con otro tipo de temáticas no pase lo mismo. O tal vez sí....