La idea era coger al mítico Frankenstein de Boris Karloff y llevarlo a una escena junto con la novia que para él fabricaron.
El resultado, se parece poco a Karloff, supongo que porque tenía en mente a Herman Monster en vez de a Frankie....
La sonrisa fue hecha a drede, ya que se pasó toda la película intentando contentar a la señora, no estaba de más que esta al final le hiciera un poquito de caso -¡¡¡viva los finales alternativos!!!-. Lo que no fue hecho a propósito es el guiño del ojo, pero queda ideal, así que ahí se quedó.
El proceso
La base se realizó a acrílico utilizado sin diluir en las partes totalmente negras y casi como acuarela en los rostros.
El acabado se llevó a cabo en óleo, al modo purista, sin color negro, sólo con la mezcla de Azul de Prusia, Carmín de Garanza y Tierra Tostada. El problema fue conseguir un "negro" determinado, que no tendiese hacia un color o el otro, fue un pelín complicado. La primera mezcla llevaba demasiado azul y hubo que dejar secar y corregir.
Detalle
Si tengo que decir que hay una cosa que me encanta de este cuadro, es el cosido del cuello de ella.
Da una sensación de hiperrealismo que me vuelve loca.
Tendrá sus fallos, pero a mi, como madre, me parece la pareja más adorable que han parido mis pinceles.
Si os gusta, pasad por la tienda que estará allí colgado.
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