domingo, 15 de diciembre de 2019

El Cuervo

Supongo que era una cuestión de lógica, o simplemente de tiempo, el acabar haciendo un autorretrato.
Cómo no, lo he plagado de simbolismos. Qué le voy a hacer.


No tengo claro si me gusta o lo odio, es como una especie de relación con uno mismo. Lo veo demasiado barroco, demasiado tomado por el dorado y sin embargo, me gusta.

De él puedo decir que aparecen reflejado el cuervo como símbolo de la esperanza y de la sabiduría, como la condena del saber. Supongo que muchas veces me gustaría ser una ignorante, viviría más feliz.
También lo presento como el símbolo de la depresión que me acompaña a todas partes.
Las granadas, Perséfone, una vez más, la rueda de la fortuna, de las estaciones, del tiempo, unas veces bien otras mal.

Las plantas, el momento actual en el que parece que todo quiere brotar aunque no ha florecido del todo y esta medio verde, medio seco.
El Ginkgo, la supervivencia.

Es complicado.

El proceso

Fue interesante, me he visto a mi misma con 80 años...

Concreté primero las figuras porque tenía muy claro lo que quería: una especie de obra de Klimt con las figuras perfectamente representadas y un fondo abstracto.


Poco a poco todo fue tomando forma...


Estoy orgullosa de las manos. De esta obra, es lo que más me gusta.


Luego llegó el fondo y se fue difumando tal y como llegó...


Después añadí vegetación, que me está dando dolor verla, y todo el fondo cambió al meterle los dorados.


Algún detalle





Lo miro y lo veo tan kitsch que podría ser un anuncio de colonia de Jean Paul Gaultier, y sin embargo me gusta.

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