Recuerdo a Carmen como una mujer enjuta, morena, con una sonrisa bonachona, seca al trato pero amable, era la ats del ambulatorio a donde acudía de pequeña. Digo era porque se ha jubilado, y como regalo, sus compañeros de trabajo le han encargado un retrato con su mascota.
Llevaba años sin verla, tantos como 20, y se me hacía raro pintar a una señora cuando recordaba a una chavalina. Por lo que me cuentan, sigue siendo aquella chavalina. A mis ojos también.
El proceso
Es un óleo sobre lienzo, con el proceso habitual: varias fotos que se modifican par obtener una sola imagen digitalmente, se pasa a lápiz mediante cuadrícula al lienzo y comienza con aguada del propio óleo. Los colores usados son los de siempre: blanco titanio, amarillo cadmino, carmín de garanza, azul de Prusia, Tierra sombra tostada. No hay negro, tampoco lo hecho de menos.
De este en concreto me preocupaba el cómo lidiar con un "fondo complicado" frente a una definición del restro. Primero se pintó el fondo, girando el cuadro y aplicando varias fases: primero el color del sombreado y mar y luego, los detalles, blanco puro con pincel fino, diluido en trementina y linaza, y luego frotado con un pincel seco duro. Para darle más fluidez, mezclo la pintura con la trementina y linaza y le añado una gota o dos de aguarrás, así se extiende mucho mejor.
La siguiente parte fue el modelado del rostro, como siempre: sin miedo al violeta y al verde para dar volumen.
Luego seguimos por brazos, pelo y animal.
Para el tema de pelos utilicé un pincel para acuarela aplastado para que se despelurciase, así, cada trazo resulta irregular y distinto a los demás, con la pintura con la mezcla de aguarrás con trementina y linaza para marcar pelos, al margen del color de fondo.
Las manos quedaron "hinchadas" pero en la siguiente sesión, quedaron mucho mejor, tanto que es lo que más me gusta de la pintura.
Algún detalle
Para darle una mayor sensación táctil a la carne de los brazos, utilicé un pincel duro con blanco puro sobre la pintura seca. Perfilé los contornos diluyendo hacia las partes oscuras con un pincel que tengo destrozado, tanto que sólo queda el muñón, pero es útil para estas cosas.
Parece tener un gesto extraño, pero es ella. Tal cual.
Después del retrato de Frida, éste es el segundo que parece salirse de la tela.
Me gusta.
A ver ella qué nos cuenta.
Llevaba años sin verla, tantos como 20, y se me hacía raro pintar a una señora cuando recordaba a una chavalina. Por lo que me cuentan, sigue siendo aquella chavalina. A mis ojos también.
El proceso
Es un óleo sobre lienzo, con el proceso habitual: varias fotos que se modifican par obtener una sola imagen digitalmente, se pasa a lápiz mediante cuadrícula al lienzo y comienza con aguada del propio óleo. Los colores usados son los de siempre: blanco titanio, amarillo cadmino, carmín de garanza, azul de Prusia, Tierra sombra tostada. No hay negro, tampoco lo hecho de menos.
De este en concreto me preocupaba el cómo lidiar con un "fondo complicado" frente a una definición del restro. Primero se pintó el fondo, girando el cuadro y aplicando varias fases: primero el color del sombreado y mar y luego, los detalles, blanco puro con pincel fino, diluido en trementina y linaza, y luego frotado con un pincel seco duro. Para darle más fluidez, mezclo la pintura con la trementina y linaza y le añado una gota o dos de aguarrás, así se extiende mucho mejor.
La siguiente parte fue el modelado del rostro, como siempre: sin miedo al violeta y al verde para dar volumen.
Luego seguimos por brazos, pelo y animal.
Para el tema de pelos utilicé un pincel para acuarela aplastado para que se despelurciase, así, cada trazo resulta irregular y distinto a los demás, con la pintura con la mezcla de aguarrás con trementina y linaza para marcar pelos, al margen del color de fondo.
Las manos quedaron "hinchadas" pero en la siguiente sesión, quedaron mucho mejor, tanto que es lo que más me gusta de la pintura.
Algún detalle
Para darle una mayor sensación táctil a la carne de los brazos, utilicé un pincel duro con blanco puro sobre la pintura seca. Perfilé los contornos diluyendo hacia las partes oscuras con un pincel que tengo destrozado, tanto que sólo queda el muñón, pero es útil para estas cosas.
Parece tener un gesto extraño, pero es ella. Tal cual.
Después del retrato de Frida, éste es el segundo que parece salirse de la tela.
Me gusta.
A ver ella qué nos cuenta.